Geología de los cuadrángulos H-12 Bucaramanga y H-13 Pamplona, departamento de Santander

Autores/as

  • Dwight Edward Ward U.S. Geological Survey
  • Richard Goldsmith U. S. Geological Survey
  • Jaime Cruz B. Ingeominas
  • Hemán Restrepo A. Ingeominas

DOI:

https://doi.org/10.32685/0120-1425/bolgeol21.1-3.1973.383

Palabras clave:

Colombia, estratigrafía, tectónica, geología histórica, recursos minerales, cordillera Oriental

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Cómo citar

Ward, D. E., Goldsmith, R., Cruz B., J., & Restrepo A., H. (1973). Geología de los cuadrángulos H-12 Bucaramanga y H-13 Pamplona, departamento de Santander. Boletín Geológico, 21(1-3), 1–134. https://doi.org/10.32685/0120-1425/bolgeol21.1-3.1973.383

Número

Sección

Artículos

Publicado

01-01-1973

Resumen

Un programa de cartografía geológica e investigación mineral en Colombia fue emprendido conjuntamente por el Instituto Nacional de Investigaciones Geológico-Mineras (antiguo Inventario Minero Nacional); y el U.S. Geological Survey, patrocinado por el Gobierno de Colombia y la Agency for international Development, U.S. Department of State. El propósito fue estudiar y evaluar los recursos minerales (excluyendo petróleo, carbón, esmeraldas, y oro aluvial) de cuatro áreas seleccionadas, designadas Zonas I a IV, que totalizan cerca de 70 000 km2. El trabajo en la Zona III, en la cordillera Oriental, fue realizado de 1965 a 1968.

La cordillera Oriental de Colombia, de rumbo nor-oriental1 tuerce bruscamente a nornoroeste en el área de este trabajo y luego se bifurca alrededor del extremo sur de la Cuenca de Maracaibo. Esta sección de la cordillera Oriental se denomina Macizo de Santander.

Las determinaciones radiométricas indican que las rocas más antiguas del Macizo de Santander corresponden al Precámbrico e incluyen neis de alto irado, esquistos y migmatita de la Formación Bucaramanga. Estas rocas probablemente fueron parte del Escudo Precámbrico de la Guayana. Las rocas metamórficas de bajo a medio grado, del Precámbrico Superior al Ordoviciano, incluyen filita, esquisto, metalimolita, metaarenisca y mármol de la Formación Silgará, una serie geosinclinal de considerable extensión en la cordillera Oriental y posiblemente en la cordillera de Mérida de Venezuela. El ortoneis, que varía desde granito hasta tonalita, está ampliamente distribuido en las rocas metamórficas de alto y medio grado del núcleo central del macizo y probablemente representa rocas de dos edades, Precámbrico y Ordoviciano a Devónico Inferior. El ortoneis más jóven y Formación Silgará, están cubiertos por estratos del Devónico Medio de la Formación Floresta, la cual muestra un grado de metamorfismo generalmente bajo y variado. Las filitas y las argilitas son comunes y el escaso mármol y otros estratos calcáreos, son fosilíferos. Si se excluye la recristalización de las calizas permocarboníferas de la Formación Diamante, las rocas sedimentarias más jóvenes que el Devónico no están metamorfoseadas.

Los efectos del metamorfismo dinamotérmico regional Precámbrico y el plutonismo sobre los sedimentos geosinclinales del Precámbrico, alcanzaron la facies más alta de la anfibolita en el Neis de Bucaramanga. Los sedimentos geosinclinales de la Formación Silgará estuvieron sometidos a condiciones parecidas durante el Ordoviciano Superior y el Silúrico Inferior, pero sólo alcanzaron la facies del esquisto verde o la más inferior de la anfibolita. Los ortoneises generalmente muestran una concordancia de foliación y lineación con las de los cuerpos vecinos de las rocas de las formaciones Silgará y Neis de Bucaramanga, así como semejanzas en grado de metamorfismo. El metamorfismo dinamotérmico regional del Pérmico Superior y Triásico alcanzó grado bajo en la Formación Floresta y causó recristalización en la caliza de la Formación Diamante. Las rocas metamórficas de las formaciones Bucaramanga y Silgará, muestran evidencias de metamorfismo retrógrado con alta actividad de potasio y agua; pero no está claro si esto ocurrió simultáneamente con el metamorfismo de la Formación Floresta o más tarde.

Los batolitos, plutones y stocks de rocas ígneas en el Macizo de Santander varían desde diorita hasta granito. Los datos de edad radioactiva indican que la mayoría pertenecen a un sólo intervalo plutónico. Aquí se les incluye en el Grupo Plutónico de Santander, son Jurásico y Jura-Triásico. Dos series de éste son granito y cuarzomonzonita rosados y cuarzomonzonita y granodioritas grises. Las relaciones de contacto indican que las rocas rosadas y más graníticas son más jóvenes que las rocas grises y más máficas, pero los datos de edad radioactiva están en desacuerdo con esta conclusión. Las rocas plutónicas no datadas que no se hallan claramente relacionadas al grupo, son asignadas a posiciones relativamente más antiguas o más jóvenes.

La riolita ocurre al oeste de la Falla de Bucaramanga como un cuerpo pequeño en una localidad y como un "intrusive sheet" en rocas sedimentarias del Triásico en otra. La edad es desconocida, pero probablemente es más joven que el Grupo Plutónico de Santander.

Diques félsicos, máficos y lamprófiros son comunes en los batolitos, plutones y rocas adyacentes, en su mayoría parecen estar genéticamente relacionados a los cuerpos ígneos más grandes, mientras que los diques más raros de pórfido dacítico, basalto y diabasa no lo están. Los diques de basalto y diabasa están ampliamente diseminados y se han encontrado casi tan altos en la sección como el límite Jurásico-Cretáceo. El pórfido dacítico es la única roca ígnea que intruye rocas del Cretáceo.

Con el levantamiento que acompañó el emplazamiento de los batolitos durante el Triásico Superior y el Jurásico, la erosión de las rocas del techo proporcionó estratos rojos de grano fino y conglomerados de la Formación Jordán, seguidos por la erosión de los mismos batolitos que proporcionó los sedimentos arkósicos de grano grueso y conglomeráticos de la Formación Girón, en gruesas acumulaciones fuera de los flancos del levantamiento. Este período fue seguido por invasión y sedimentación marinas del Cretáceo. En el área del Valle del Magdalena, la sedimentación del Cretáceo Inferior comenzó con arenas cuarzosas de la Formación Tambor y continuó con caliza fosilífera de la Formación Rosa Blanca; lutita negra de la Formación Paja; caliza fosilífera, arenisca glauconítica y lutita negra de la Formación Tablazo y aún lutita más negra de la Formación Simití. En el Cretáceo Superior, lutita negra calcárea con lidita y capas fosfáticas en la parte superior de la Formación La Luna, fueron depositadas durante el tiempo de la más extensa transgresión marina. Posteriormente lutitas grises con lechos limoníticos de la Formación Umir, los cuales se acumularon a medida que las condiciones marinas fueron gradualmente sucedidas por la depositación continental, con lechos de carbón a fines del Cretáceo.

En el área, la sedimentación del Cretáceo fue en su mayor parte uniforme en carácter si no en espesor; remanentes de estas rocas en el macizo que escaparon a la erosión, son semejantes a las rocas cretáceas del Valle del Magdalena al oeste y a las de la Cuenca de Maracaibo al este.

Las condiciones continentales prevalecieron en el área del Valle del Magdalena durante el Terciario con areniscas y lutita que contienen mantos de carbón en la Formación Lisama del Paleoceno, seguidas en el Eoceno por gruesa arenisca conglomerática de la Formación La Paz y arenisca, limolita y lutita de la Formación Esmeraldas; en el Oligoceno, por lutita de la Formación Mugrosa y lutita con gruesa arenisca conglomerática de la Formación Colorado; en el Mioceno por sedimentos todavía más gruesos y más espesos del Grupo Real, y continuaron en el Plioceno y el Pleistoceno con el Grupo Mesa. La sección de las rocas del Terciario en la parte colombiana de la Cuenca de Maracaibo, es en su maym parte similar en origen y carácter litológico, pero más delgada que la del Valle del Magdalena. Estas rocas fueron erodadas, o nunca depositadas, en el área que es ahora la parte más alta del macizo.

La glaciación alpina ocurrió en el Macizo de Santander durante el Pleistoceno y las amplias terrazas de los valles más bajos, pueden datar de este período. La orogerua está probablemente en la actualidad, en o cerca de su nivel más alto, con corrientes que erodan los flancos del macizo a una gran velocidad, ayudados por meteorización profunda y deslizamientos.

La Falla de Bucaramanga, una falla mayor de extensión regional, tiene rumbo norte-noroeste a través del área y se extiende aparentemente hacia la costa como la Falla de Santa Marta, definiendo el borde occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta. Las investigaciones actuales indican una historia larga y compleja para la Falla de Bucaramanga con desplazamiento lateral inicial seguido de un levantamiento posterior del Macizo de Santander al este, que continúa hasta ahora.

Al oeste de la Falla de Bucaramanga ocurren tres áreas con carácter estructural bien definido:

Un bloque hundido en forma de cuña, limitado por las fallas de Bucaramanga y Suárez, es principalmente un área de mesas, coronada por arenisca del Cretáceo inferior e inclinada ligeramente hacia el En el delgado borde norte de la cuña, gravas y lodos del Cuaternario, se acumularon en la cuenca fallada y ahora forman la terraza disectada sobre la cual se yergue Bucaramanga, principal ciudad de la región.
Un cinturón de mesetas que bordea las mesas al oeste de la Falla de Suárez está formado principalmente por estratos disectados, ondulados hasta fuertemente inclinados, de la gruesa Formación Girón.
Al oeste del área de meseta, todas las rocas sedimentarias, desde el Jurásico hasta el Terciario se hunden hacia el oeste en la fosa profunda del Sinclinal de Nuevo Mundo. Este angosto sinclinal está sobre el lado oriental más profundo del área geosinclinal de la cuenca del Valle del Magdalena, de cuya parte occidental menos profunda, está separado principalmente por la Falla de Salinas, de rumbo norte, que pone en contacto las rocas del Cretáceo Superior del lado oriental con rocas del Oligoceno y del Mioceno del lado occidental.

En el terreno elevado que se extiende al sur y al este de las rocas ígneas y metamórficas del Macizo de Santander, dos cuencas estructurales de rumbo norte, están separadas por la falla regional de Servitá. La occidental contiene rocas sedimentarias que abarcan desde el Devónico al Cretáceo Superior y está fallada en forma compleja. Las rocas de la cuenca oriental varían desde el Cretáceo Inferior al Eoceno y han sufrido plegamiento compresiona, más intenso hacia el oeste.

Muchas fallas fueron cartografiadas al este y al oeste de la Falla de Bucaramanga y otras más; están indicadas por alineamientos en las fotografías aéreas. La mayoría tienen rumbo norte-noreste a norte-noroeste, esencialmente paralelo a la orientación de la estructura. Sólo unas pocas fallas mayores cortan esta dirección. Sobre los flancos oriental y occidental del Macizo de Santander, franjas de rocas sedimentarias que incluyen principalmente formaciones del Cretáceo, han escapado a la erosión en los lados hundidos de largas fallas. Sobre el flanco oriental los lados hundidos están hacia el oeste y sobre el occidental, los mismos se hallan hacia el este, lo que indica más activo levantamiento de las áreas de los flancos o hundimiento del área central con relación a éstos.

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